Noticias importantes para el cambio. Homeopatía y el alma del colibrí

      EL ALMA DEL COLIBRÍ

 Carmen de León Morgado.

Doctora en Medicina Preventiva y Salud Pública. Experta en Investigación Clínica. Master en Homeopatía. Creadora de Espacio 800.

 Una de las facetas que más me fascinan del ejercicio de la Homeopatía es la profundización en lo que los médicos homeópatas llamamos “El Alma del Remedio” cuyo ejercicio amplía la percepción de lo que considero algo implícito en el saber ancestral: “La Naturaleza Da Todo lo que necesitamos para sanar”.

La Homeopatía, desde la confianza que supone nuestro Método de la Experimentación Pura, “nos aporta un Lenguaje” para aplicar a la salud lo que nos dá la Naturaleza, a través del Principio de la Similitud.

La elección de la Potencia en una variada gama dentro de las Escalas que componen la Farmacopea Homeopática, nos permiten tratar el Nivel dónde se ubica la enfermedad. Aún sabiendo que, sobre todo si es crónica, siempre afecta como si fuese un fractal los diferentes planos de la persona.

Respaldados en la experiencia clínica y en la incuestionable exactitud que la comprobación en el tiempo otorga a las observaciones de Hahnemann y los primeros médicos homeópatas, tanto en la farmacopea como en la clínica, la investigación reciente en Homeopatía dentro de los grupos de trabajo de los llamados “Nuevos Métodos” nos permite, entre otros, un enorme enriquecimiento en  la comprensión del conocimiento del Alma del Remedio y la posibilidad de acceder a un número cada vez mayor de medicamentos posibilitando progresivamente la precisión en la calidad de nuestras prescripciones.

En este sentido destacan las aportaciones de Jan Scholten sobre la Simbología de los Elementos y la aplicación clínica de los remedios minerales y sus combinaciones. Y de Rajan Sankaran con el Método de la Sensación Vital.

En este marco conceptual, y desde las características comunes que definen simbólicamente la Esencia de la Familia de las Aves (espíritualidad, ligereza, sutileza, vuelo, viaje, conexión con “las alturas” y entre diferentes mundos, libertad vs lealtad a la familia y a la comunidad…), algunos médicos homeópatas, especialmente Jonathan Shore, han profundizado en las últimas décadas en la realización de “provings” de remedios de aves aportando claridad tanto a su Simbología como a su aplicación clínica.

Y del Colibrí, con los estudios de Cynthia A. Shepard sobre Calypte Anna.

Es precisamente al estudio del “Alma del Remedio” de la Familia de las Aves que tengo que agradecer la evolución espiritual que mi propia alma ha ido experimentando, me gustase o no, desde que comencé a profundizar en la Leyenda del Águila y el Cóndor para una ponencia que presenté en el Colegio de Médicos de Sevilla como homenaje y acompañamiento a Inmaculada Cortés, una compañera y excelente médica homeópata que murió joven.

Durante la realización de ese trabajo conocí las Profecías de las tribus de indios americanos en las que se habla de la llegada de un Nuevo Tiempo en esta Era Solar que se caracteriza por la Paz, la Unión, la Renovación del Tiempo y de la Vida y la Transmisión de este Legado hacia y desde las nuevas generaciones de Seres Humanos.

La representación simbólica de dicha Unión del Águila desde América del Norte y el Cóndor desde América del Sur, se materializa en el Ecuador, el Vórtice de la Tierra, el Punto Cero en el que se centra y gira la Energía Crística y desde el cual se sintoniza e irradia al planeta.

El Águila es el Mensajero entre la realidad y el sueño y simboliza la Unicidad. Y el Cóndor, el ave que vuela más alto simboliza la trascendencia de la dualidad y El Tránsito entre la vida y la muerte.

Y es aquí que ligamos la entrada en la Simbología del Colibrí en una de sus manifestaciones como Ave del Paraíso con una leyenda procedente de la selva Amazónica Peruana en la que se dice: “En una ocasión el colibrí estaba pensativo mirando al cóndor la altura que tomaba en sus vuelos y viendo que él no podía volar a esas alturas y además quería poder ver a Dios de cerca.

Un buen día se acercó sigilosamente a un cóndor y se montó en su lomo y cuando el cóndor empezó a volar hacia el cielo y llegó a lo más alto del firmamento, el colibrí pensó: “ahora es la mía”. Cogió fuerzas y comenzó a volar más hacia arriba y consiguió ver a Dios y charlar con él. De vuelta se subió de nuevo en el cóndor y regresó a la tierra. Y por eso es el animal más inteligente del Planeta y que ha conseguido hablar con el Creador.

El Colibrí es Símbolo de inteligencia, percepción sutil, ligereza y movimiento, única ave capaz de volar en todas las direcciones.

De tenacidad, perseverancia, resistencia y conexión con su “estar en el mundo” que tiene que ver con la transmisión de vida a través de la libación, diseminando el polen de flor en flor en un alegre juego de alas y colorida belleza.

La actitud del Colibrí en la leyenda del bosque de bambú en llamas de llevar una gotita de agua, una y otra vez, en su pequeño pico, mientras los demás animales huyen despavoridos. Y al observar al Colibrí “Hacer Su Parte” para, aún a riesgo de su vida, restituir al bosque lo mucho que él le dio, sin detenerse a enjuiciar y sin dejar de hacer la acción; vuelven para hacer la misma cosa. Consiguiendo, ahora sí, entre todos y cada uno “Haciendo Su Parte” apagar el fuego. Y devolver al bosque la vida que antes él les dio.

Renovando en Nuestra Memoria la importancia de cada gota de agua en la inmensidad del Océano…

En la cultura Guaraní se relaciona al Colibrí con el Origen y el Ciclo de La Vida: “Su Misión consiste en informar a Nuestro Padre acerca de los Niños que juegan en la Tierra, si juegan o lloran, si se les trata bien o mal, si están sanos o enfermos. Y por intermedio de Él Nuestro Padre nos envía a nosotros, los médicos de las tribus Guaraníes, noticias referentes a los Niños de nuestra Gente.”

Se le considera el Mensajero Eterno que acompaña el alma de los niños y de los seres inocentes, que mueren jóvenes.

Es el Portador de La Luz, trayendo el Re-Cuerdo de nuestra parte divina, esa pequeña Luz que todos poseemos en el centro del corazón y que podemos Sumar a La Fuente de Luz Universal si aceptamos la oscuridad: “Nuestro Primer Padre era de la estatura de un Niñito y estaba sentado en un «Apyka», un banquito de madera en forma de animal. Una ancha cinta le ceñía la cabeza y entre las flores que la adornaban revoloteaba el Colibrí Azul, chupando el néctar con el que alimentaba a Nuestro Padre, y se alimentaba Él mismo.»

«Nuestro Primer Padre reflexionó: Los hombres necesitarán Luz que los ilumine. Así surgió frente a Él «Ñamandu Ru Ete»: A ti te corresponde iluminar el Mundo, le dijo Nuestro Primer Padre. También que a la Luz siga la oscuridad, que el día siga a la noche, para que nuestros hijos, los hombres, puedan descansar. Al decir esto la lechuza abrió las alas frente a su pecho, impidiendo que el haz de luz que emanaba de Él, iluminara las tinieblas, y así «Ñamandu» vio la Oscuridad. Así se sucederían los días y las noches.»

 En mi reciente trabajo en Brasil como médica de las Comunidades Indígenas de Amapá y Norte de Pará pude disfrutar de la alegre compañía de un Colibrí Azul que libaba unas flores rojas trayendo magia y silencio a nuestro desayuno. Su bella presencia y las imágenes de las aves en las márgenes de los ríos acompañando el surco de la “boadeira” en los desplazamientos a las aldeas más alejadas, como Talismán frente a los peligros que acechan el viaje, quedarán siempre grabadas en la memoria de mi retina.

Agradezco mucho a Beija Flor Brilho de Fogo, un colibrí rojo y verde que es el Símbolo de Parque Tumucumaque el haber sido Guía en mi viaje y la comprensión de que existen lugares en nuestro planeta protegidos en sí mismos y ante los que la acción depredadora del hombre poco tiene que hacer frente a la fuerza de la Naturaleza.

La aparente fragilidad del Colibrí que, desafíando todos los peligros, busca desconsolado la flor del arco iris, la libación de la Flor del Néctar del Amor “El colibri voló  sin ver atrás hacia el jardin de Dios la flor del arcoiris. No era la que buscaba, ni la de más noble olor ni la de increible color. El colibri lloró detras del sol por su adorada flor pero habitaba adentro de su corazoncito y no la podia ver. No y no la podia ver, la del nectar del amor.” Dúo Guardabarranco. Colibrí. Hasta llegar a comprender que no la podía encontrar porque es la luz que siempre estuvo en el centro de su corazón.

La Enseñanza en el Camino… La certeza de que el Amor es más… Tiene mucho más Poder que el miedo al riesgo! Y en Sí mismo Es incondicional e infinito.

La comprensión del Milagro que derivan de la Oración y la Donación. Tres fragantes rosas de diferente color: dorado, blanco y rojo que nos regala la paciencia y la perseverancia en la Compasión desde el Ser. Incluyendo, en un profundo respeto al Camino individual, la generosidad, el compartir, la sonrisa, la mirada dulce y el gesto delicado, en la atención a los más necesitados.

La Maravilla de La Flor de La Vida, la Suma de colores a la Blanca Luz. La Unión de Esferas que sólo es real cuándo, Honrando la Memoria, nada se enjuicia y Todo Se Acepta: “Hoy me propongo fundar un partido de sueños, talleres donde reparar alas de colibríes. Se admiten tarados, enfermos, gordos sin amor, tullidos, enanos, vampiros y días sin sol. Hoy voy a patrocinar el candor desahuciado, esa crítica masa de Dios que no es pos ni moderna. Se admiten proscritos, rabiosos, pueblos sin hogar, desaparecidos, deudores del banco mundial. Por una calle descascarada, por una mano bien apretada. Hoy voy a hacer asamblea de flores marchitas, de deshechos de fiesta infantil, de piñatas usadas, de sombras en pena -del reino de lo natural- que otorgan licencia a cualquier artefacto de amar. Por el levante, por el poniente, por el deseo, por la simiente. por tanta noche, por el sol diario, en compañía y en solitario. Ala de colibrí, liviana y pura. Ala de colibrí para la cura.” Silvio Rodriguez. Ala de Colibrí.