dalai lama

Además, lo que es arriba es como lo que es abajo. Según está escrito un antiguo adagio hermético. Por tanto, también es claro lo de dentro es como lo que vivimos y percibimos fuera.

Por eso nuestro semejantes son espejos de lo que portamos en nuestro interior. Son reflexiones que nos ayudan a sanar aquello que debemos evolucionar para nuestro desarrollo.

Comentaba el Dalai Lama en una de sus intervenciones, que la generosidad es una expresión externa y natural de una actitud de solidaridad y compasión.

Parece, por tanto, que sin estos dos últimos elementos sea difícil que se dé un comportamiento generoso.

Se vislumbra, además, que debe existir una moral sobre la que se fundamenten estos valores.

Cuando se intenta ser “generoso” pero prevalece una agenda oculta como recibir algo a cambio, obtener una buena reputación o ser aceptados por un grupo, no se actúa desde la verdadera solidaridad y compasión. En ese caso, el acto generoso no existe. Se convierte en una táctica de nuestra estrategia para conseguir algo.

La generosidad parece implicar la compasión porque creemos que el sufrimiento del otro, y el nuestro, es mejor que desaparezcan. Cuando en el fondo de nuestro corazón deseamos dejar de sufrir, eso nos lleva al desarrollo del nuestra alma. Este impulso necesita el amor incondicional. Se expande hacia el otro y el querer que su sufrimiento se elimine y por tanto también se desarrolle en él su alma divina.

La solidaridad es el otro pie de este concepto de generosidad. Es el sentimiento común de que el otro y yo tenemos los mismos intereses: el cese del sufrimiento.

Si partíamos de la idea que los pensamientos atraen y crean, si creamos desde esa perspectiva, sin segundas intenciones con un amor incondicional, solidario y compasivo de desarrollo de todos los seres, entonces existe generosidad.

Como es fuera es adentro. Damos cuando estamos llenos. Luego el universo a va a ser recíproco en la misma medida. En ese caso la abundancia nos llenará.

El proceso conlleva en confiar en que el flujo de la vida nos va a proveer de cuanto necesitamos.

El amor no tiene límites. Es la única energía que pulsa de manera infinita. Lo hace desde esa esfera con el centro en todas partes que se supone que es lo divino.

Cuando la bloqueamos se interrumpe su fluir. Eso hace que atraigamos en la misma medida y que en vez de recibir, la vida nos vaya dando con cuentagotas para mantener nuestra existencia e incluso nos absorba energía.

Cuado contemplo la miseria del mundo siempre me pregunto si estos planteamiento tan bellos no son más que una entelequia.

Dile a una persona sin recursos para comer, con desnutrición, de los barrios marginales de cualquier ciudad del mundo, de los asentamientos precarios en desiertos y montañas que piense en la abundancia de la vida. ¿Son capaces? No lo se.

Lo único que está en mi mano es mi cambio para que mi entorno, por atracción y creación, cambie. Si pienso que la abundancia me llena, llena a mis seres próximos, se extiende a todos las entidades de la Madre Tierra, quizá sea un primer paso. Mucho más allá de meterme en disquisiciones sobre si es posible esto o lo otro. Son juegos de la mente. No tienen sentido y, es más, pueden atraer lo contrario. Si pienso en la pobreza, en la injusticia, en la corrupción, en que la humanidad es un cáncer ¿qué estoy reforzando con mis pensamientos, con mi energía? ¿Qué atraigo hacia mi?

Si me imagino recibiendo una llovizna de oro, de abundancia que me ilumina, que me desborda y se expande ¿servirá de algo? Quiero creer que sí, para que así sea. En cualquier, caso desde un punto de vista pragmático ¿qué otra mejor cosa puedo llevar a cabo desde mi pensamiento? Con mis acciones creo, con mi pensar también. ¿No será mejor ponerlo en sintonía con lo abundante que dejar atraiga la carencia?

Incluso por impulso egoísta podría tener sentido pensar de esta manera. David Mc. Clelland, psicólogo de la universidad de Harvard realizó un estudio con sus alumnos. Les mostró un vídeo de las acciones llevadas a cabo por la madre Teresa de Calculta. Luego midieron la Inmunoglobulina A, un anticuerpo que combate los efectos de las afecciones respiratorias. Había aumentado de manera significativa. Muchas investigaciones que tienen que ver con las relaciones cuerpo-mente, avalan que una actitud de compasión y solidaridad aumentan las esperanza de vida, la vitalidad general y la salud mental.

Hay que tenerlo en cuenta porque hasta el momento, ninguna de las teorías económicas, sociológicas o morales ha solucionado los problemas de la riqueza, de su reparto justo, de la abundancia para todos. Todas han partido de la mente, de la falta de conexión con el corazón, de la ausencia del ser humano y su entorno como eje de acción.

El mercantilismo que dominó hasta el siglo XVIII basaba la riqueza en la balanza entre el debe y el haber de un país. Con estas ideas la miseria no se solucionó. Incluso llegó a planteamientos proteccionistas aplicados a algunos mercados que hicieron que otros se mantuvieran con personas bajo explotaciones salvajes. Basta recordar el Colbertismo de Jean-Baptiste Colber.

El sistema de los siglo XVI y XVII en España de medición de la riqueza por la acumulación de metales preciosos y riquezas, el Buillonismo, fue la base de abusos sin parangón. Es suficiente con analizar la situación de los habitantes españoles en esta época.

Los fisiócratas de la Francia del siglo XVIII como François Quesnay, Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du Pont de Nemours, mantenían que la riqueza no es lo que un país puede meter en sus tesoro, sino la cantidad de materias primas al alcance del hombre. Afirmaban que las industrias de transformación y el comercio eran aquellas profesiones que se dedican a consumir la riqueza verdadera que tiene la tierra y sus productos. Tampoco esto pareció solucionar nada. Mucho menos su teoría rival el liberalismo de John Locke o de “La riqueza de las naciones”(1776) de Adam Smith. En ella es el valor de uso y de cambio que las cosas tienen y el medio más efectivo para incrementarla era la división del trabajo. Este es el que produce la riqueza y no la tierra, como pretendían los fisiócratas. La riqueza necesita las menores cortapisas e intervencionismo del estado en desarrollo de los negocios.

Tampoco solucionó mucho el Marxismo que consideraba que el trabajo, que genera una plusvalía que se vuelve a reinvertir acumulado al capital primitivo.

En la actualidad tenemos el fracasado neoliberalismo. Aboga por un mercado libre. Que al final se ha convertido en salvaje. Un espacio y tiempo sin los controles mínimos necesarios para el movimiento de capitales que empobrece el mundo. Un sistema sin moral que debiera basarse la compasión y la generosidad, pero que en realidad no existe en su seno. Una teoría impuesta en escuelas y universidades dedicadas a la economía y “recursos humanos” bajo conceptos de competencia, eficacia, eficiencia y beneficios en el menor tiempo posible sin importar las consecuencias.

En los momentos de metamorfosis que vivimos esta actitud de desarrollar la abundancia porque somos generosos, gracias a la compasión la solidaridad que emana desde nuestro amor incondicional, es más importante que nunca para que podamos repartirla todos los seres de universo.

Quizá haya que cambiar el paradigma en el que nos movemos.

Lo primero tal vez es creer que puede existir la abundancia.

Desechar el miedo, lo contrario del amor y por tanto de la solidaridad, de la compasión. El temor es la base que nos lleva a no confiar en el que la vida nos puede proveer de todos lo necesario. Además, atrae a nosotros justo lo que tratamos de evitar.

Es el sistema que un grupo tiene para controlar y manipular a sus ciudadanos. De hecho introducir miedo en la mente de los individuos hace que atraigamos en la misma medida. Es la madre del terror, el bastón de la represión, el freno a la evolución personal y el papel secante del fluir del amor.

Llenarse para llenar. Sólo el corazón lleno de amor va a poder llevar a que otros corazones rebosen para que se cree abundancia.

Hay de todo para todos. Cambia para que tu pensamiento se llenen de amor. Piensa, para crear. Crea para actuar. Actúa para ser solidario. Se solidario para que tu compasión te llene y nos llene. Esta es la base de la abundancia personal y de la Madre Tierra.

Algunas acciones generosas que generación miles de puestos de trabajo y riqueza para todos como que:

Los empresarios tributasen con sus empresas al mismo tipo que el resto de los ciudadanos.
Los políticos de todos los estamentos dejasen sus prebendas y creyeran que con ello podrían crear puestos de trabajo.
Los senadores conscientes de la falta de utilidad de su trabajo decidieran eliminar el Senado para fomentar los recursos en la creación de una sanidad, educación y servicios sociales para todos los ciudadanos.
El Rey decidiera eliminar la Casa Real a su muerte y que su familia dejase de tener un trabajo injusto y heredado que ningún otro ciudadano tiene.
Que la iglesia católica dejase de utilizar exenciones injustas por sus propiedades y beneficios y contribuyese a la creación de riqueza y puestos de trabajo en nuestro país abonando los impuestos justos como cualquier ciudadano.
Que se acabasen los desfiles militares, comidas oficiales, cócteles, vinos españoles, regalos de estado… y se empleasen en crear puestos de trabajo y sanidad para todos.
Que no se emplease tanta publicidad inútil en televisiones, radios, carteles, folletos, etc. Que no aportan más que propaganda de las gestiones de los partidos en el poder.
Que entre todos creyésemos que es mejor invertir en nuestro país que llevarse el dinero a los paraísos fiscales.
Los bancos revolvieran el dinero que se han apropiado de los fondos del estado, que es dinero de los ciudadanos y solucionasen sus problemas como entidades privadas que son.
La deuda general del estado se condonase y se destinara a la creación de puestos de trabajo
Se condonase la deuda de los bancos y gestoras de la deuda energética injusta para las familias españolas.
Los implicados en actos de corrupción devolvieran todos los dineros robados.
Se parase ipso facto la exportación de armas a ningún tipo de país porque eso no crea abundancia.
Se devolviera a los ciudadanos sus empresas creadas con el dinero y el esfuerzo de todos y ningún de ellas pudiera pasar a manos de entidades privadas: Canal de Isabel II, RENFE…
La creación de un Banco Central Español que hiciera que los españoles no dependieran de los créditos y maniobras de las entidades privadas.
Que todos dejásemos de utilizar las tarjetas de crédito lo máximo posible y pagar en efectivo. Ayudaría a los comercios a los que les cobran comisiones y hacer recapacitar a las gestoras internacionales sobre los manejos financieros.
No comprar loterías que sirven para derivar los importes de los mismos hacia entidades bancarias en conceptos de ayudas del gobierno.
No utilizar los servicios de aquellas compañías que abusan de los salarios, condiciones laborales, paraísos fiscales.
No consumir programas de televisión o radio en los que se fomente el debate agresivo y la propaganda de los patéticos políticos o empresas vinculadas con la explotación del ser humana aquí o en otros países.

Entre otras muchas y muchas acciones generosas.

Hemos visto que los modelos de acumulación de riqueza creados por el hombre sin tener en cuenta el corazón no han funcionado. No es una ñoñería de la New Age. Es el análisis frío de la realidad que vivimos.